26.7.05

¿Cuánto estás dispuesto a dar por una persona? Solía pensar que podía darlo todo. Extremo y absoluto. Ahora la idea de dar todo suena, cuando menos, absurda. Pero en ese caso ¿que sería todo? ¿Cuán absoluto podría ser teniendo en cuenta lo poco absolutos que somos los humanos? Entonces, vuelvo a preguntar: ¿Cuánto podés dar por una persona vos? Hasta que punto uno puede ponerse en juego, dejar el corazón arriba de la mesa con toda confianza e ignorar nuestro instinto de supervivencia. Si te lastiman te vas a tirar para atrás, si podés perder mucho entonces no te vas a quedar demasiado tiempo en el mismo lugar.¿Cuanto tiempo se puede el corazón arriba de la mesa, expuesto y frágil, en nombre de un sentimiento que se invoca como más fuerte?

¿Cuanto podés dar vos por otra persona sin morir en el intento? Es una muy buena pregunta. Vale la pena el culto a los inexistentes "extremo y absoluto" y al todo? No, absoluto de las pelotas. Vos terminás donde empiezo yo (no sé si al revés es igual, es decir, no sé si yo termino donde empezas vos, a veces me gusta pensar que podemos ser uno, aunque 1 + 1 sean inconstrastablemente igual a 2). ¿Cuánto estás dispuesto a arriesgar? Ponete sobre la línea de falta antes de que yo lo haga por los dos. Qué cruel que puede ser ese pensamiento. Aunque, después de todo, no deja de ser sólo un pensamiento.

El emperador sobrevuela mi vida. No hay palabras para él. Esa es la diferencia, para él no hay palabras y en mi vida sobran. Hacen estragos, destruyen todo. Él las descarta, sin excepciones. Yo las incorporo, las tomo todas como verdad, las dejo hacerse parte mía.

Me dijeron que él tenía una foto de nosotros tres. Se la mostraba a todos. Hace más de un año que no le hablo ni lo veo. No hay mucho para ver, dicen. Seguramente tengan razón. Tenía esa foto de nosotros tres, y dijeron que es una linda foto, de un día que fuimos a algún lugar. Una de las últimas veces que estuvimos juntos, seguramente. La verdad no recuerdo ni quien dónde puede haber sido. No recuerdo que jamás nos hayan sacado una foto a los tres, pensé que evitábamos esas situaciones.

Lo volvieron a internar porque sigue estando loco, completa e irremediablemente loco. En una de esas hasta un poco más loco que hace seis meses. No tengo manera de saberlo, pero hace mucho tiempo que está loco. Simplemente perdió la cabeza, o se la olvido en algún lado.

También existe la posibilidad que esa psicosis siempre haya estado ahí, dormida debajo de su piel. Lo que él era como persona no existe más. No queda nada. Zero, zip, nothing, rien. Aquellos que nunca lo quisieron dicen que nunca hubo nada detrás de esos ojos azules. En lo personal recuerdo que era incómodo mirarlo y encontrarse con ese vacio. A veces en su paso oscuro me arrastraba adonde pasaba gran parte de su tiempo: en una tierra de dolor, enorme dolor.

Será por eso que necesito decir que lo veo como una persona. Como el hermano que decía que era.

Sigo intentando y no puedo recordar cuándo nos sacaron esa foto. Estoy muy segura de que nunca paso. ¿Vos acordás? Estos días parece que preferís no acordarte de nada. Sobretodo si esta relacionado a él, a su locura, y a todo lo que pasó y ya no se puede cambiar. No querés acordarte de que también te arrastró a vos. Transpirarías sangre antes de aceptar que te hizo daño y que te creíste su mentira. Y está bien, si necesitas negarlo no voy a decir nada. No hace falta que hablemos de lo que pasó.

Al principio parecía simpático, ¿te acordás?. Era útil tener cerca a alguien que estaba peor que nosotros para sentirnos menos culpables, menos participes. Menos nosotros mismos y más de eso que son los demás.

El alma mater de nuestra unión circunstancial se volvió loco. Se perdió en su retórica enferma. Eso que nadie sabía qué era término siendo lo que más parecía ser: lisa y llanamente una enfermedad de su cabeza. Vos le dijiste una vez que no lo podía salvar nada, que lo único que verdaderamente le hacía falta era ayuda terapéutica. Tenías razón. Aunque tampoco había que ser un especialista para ver que tenía un problema, que su accionar empeoraba las cosas y que su existencia para nosotros era una vorágine dispuesta a devorárselo todo. Se veía claramente -por mucho que me esforzara para no verlo- que se había extralimitado. Me arrastraba, me sentía obligada a seguirlo en esa manía de negar cualquier vínculo con la realidad.

Es tan gracioso que en un principio resultase simpático y luego, el final, nos aterrorizara pensar en tenerlo cerca. En escucharlo hablar y dejarnos convencer, dejarnos ir, plegarnos a su delirio. A su incoherencia. Nunca fue simpático, siempre fue peligroso. Muy peligroso para NUESTRA (¿o acá debo decir PARA MI?) salud mental

¿Cómo es posible para una persona ser tan destructiva? No quise verlo, no quise ver que estaba desfilando al costado del abismo. Él decía que no había abismos y yo le creía.

En este momento no podemos acceder a él. Y tampoco queremos. Es cierto eso de que al final estás solo y ves la verdad aunque no te guste. Si él sigue parado en el mismo lugar hace más de dos año es porque decidió no querer ver nada ni remotamente parecido a la verdad. Esa es una decisión que no puedo, ni quiero, respetar. Esta vez al fondo se va solito, yo me quedo acá.

Hablamos de él como si fuera una cosa, como si nunca hubiese sido una persona. Es una cosa que nadie quiere tener en las manos. Tal vez un recuerdo demasiado real de lo frágil que somos, de lo expuestos que estamos y de lo ilusos que podemos ser.

Tenía una foto de nosotros tres y se la mostraba a todo el mundo. Todavía no puedo recordar cuando nos sacaron esa foto. Levanto la pata y tapo el agujero con el hueso robado. También me pesan los recuerdos y me atemoriza su psicosis. Éramos iguales los tres pero ahora busco desesperadamente una diferencia en las imagenes. Algo que me indique que a mi eso no me va a pasar, que si me pierdo me voy a volver a encontrar, que no soy la emperadora de ninguna miseria. Dicen que tenía una foto de nosotros tres y estoy deseando que sea una mentira. Espero que la foto no exista, o mejor, que el que deje de existir sea él.

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