2.3.09

toxico cinco bis (¿cuan tóxico puede ser? inevitablemente demasiado)

Si esta noche decido ceder al llanto quiero que sepas que no es por vos. Es por mí. Es por haberme expuesto y no obtener ninguna respuesta de tu lado. No trates de entender ni de sostener mi mano. No me digas que te interesa. Creo que escuche todo lo que tenías para decir y siempre comprendi que nunca jamás dijiste nada de verdad. Nada que importe.

Si negara que valés la caída, el golpe y todo lo demás no lloraría. Pero si negara que siempre supe como iba a terminar esto me estaría mintiendo a mí misma. Y ya no puedo seguir mentiendome, aunque lo diga mientras me saco la ropa para acostarme en tu cama. No, no puedo mentirme más.

Valés la pena, la caída y los golpes. Valés lo suficiente como para que tu toxicidad pase como arena entre los dedos, al menos por un rato. Sólo un rato. Después empiezo a sangrar, como ataque al corazón con salida por la espalda.

Sangro por vos, pero la herida es mía y no hay forma de curarla. Trato de estar al lado tuyo, pero lo hacés demasiado difícil. Y a esta edad estoy cansada de lo difícil y de los imposibles. Cansada de los cul de sac sentimentales. A veces parecería mejor irme en silencio, sin dar portazos ni hacer ruidos. Irme para verte a vos mirar para todos lados buscando tu juguete de turno. Esa curita de turno en la que me convertí.

No puedo hacerlo.

Lo cierto es que estoy frente a un nivel de toxicidad que prometí no volver a tolerar por parte de ningún otro hombre. Sin embargo, y esto lo tengo que admitir, acá me encuentro: soportándolo todo pese a saber qué aquello que resulta mejor para mi es casi imposible de respetar. Acá estoy: haciendo todo lo que puedo por vos y para sostener esto la mayor cantidad de tiempo posible.

Estoy:sabiendo que la mierda, a veces, es más importante en tu vida que mi cuerpo aferrandose al tuyo mientras escucho que me preguntas por qué no aparecí antes en tu patética vida.

Sería más sencillo si te hubierse dado la espalda u ignorado. O si hubiese logrado esconder mi instinto caníbal debajo de la cama y desistir en la busqueda del arca perdida. Si todo eso fuese así, sí, sería más sencillo respirar. Como no lo es, escribo cartas anónimas en el vidrio de un taxi, llenas de cosas que no te puedo decir. Por eso escribo esto.

No trates de entender, ni sostengas mi mano. Congelate un momento así puedo salir del agua y respirar. No me digas que te interesa cuando no podés demostrarlo. Este es el momento de decir: esta chica ha estado en este mismo lugar tantas veces antes que ya no es cliente de la firma. Es momento de decir: no pertenezco a ese lugar dónde el dolor es moneda corriente. No quiero pertenecer allí dónde lo tóxico del otro es una carga sobre la espalda día a día Y vos me llevas a eso


No puedo hacerlo.Ya no puedo seguir haciendolo.