13.7.05

Contaba la historia que atrás de ese campo de deportes para niños ricos, una vez había habido un asesinato. Unos chicos de la villa que estaba al lado (interesante el espactaculo de los habitantes del barrio de emergencia mirando a través de un alamabrado con la punta hecha de alambrede pua a los chicos bien jugar al rugby o al hockey con uniformes que valían mas de lo que jamás llegaría a ser en ese momento un salario básico vital y movil. De hecho, con un palo de hockey se puede alimentar a una familia entera de 6 integrantes dos meses o más. Paradoja de mi vida cotidiana.) habían agarrado a unas personas que estaban en el campo y las habían llevado a ese bosque, despojándolos de sus pertenencias y metiéndolos en bolsas, para dejarlos ahí muriendo asfixiados horas mas tarde. Pero nunca nadie había encontrado las bolsas-
Con mis cuatro añitos, toda es historia me hacia revolver el estomago y, a la vez exaltaba mi curiosidad morbosa, haciendome pensar en: "qué pasa si las bolsas las encontramos nosotros ahora?". Me acuerdo que cuando Nicolás con sus 5 añitos (el ya habia cumplido, yo no,) me contaba esto al oido me imagine que las bolsas estaban colgadas de los arboles. Me imagine una bolsa colgada moviendose. Como una bolsa con un gato, pero con una persona.Y que nadie las había encontrado porque, claro, no miraron para arriba. Todo eso en una milésima de segundo. Desde entonces, en los sucesivos 8 años que fui a ese lugar en don torcuato, una vez por semana, todas las semanas (salvo que por gracia divina lloviera) tuve pánico de pisar el bosque, y nunca me acerque al fondo más allá del galpón grande, que empezo a marcar la zona de no retorno o algo así.
Mirandolo en perspectiva, en realidad teniamos más posibilidades de ser violadas por alguno de todos los tipos que trabajaban ahi y que se babeaban con las polleritas y la minoria de edad, que de morir asfixiadas en una bolsa colgada de un árbol. De todos esos que se babeaban y nos decían cosas que en ese momento no eramos ni capaces de imaginar pero que, instintivamente, sabíamos que no estaba bien escuchar, ninguno, con una excepción en mi memoria, se animo a hacer más que eso: babearse, pajearse en el galpón mientras nos veía correr con las piernas desnudas sin pollera con esos pantaloncitos ridiculos de tela que insitarían a cualquier adulto sexualmente insatisfecho a pajearse en un galpon oscuro con un monton de pendejas high class haciendo algo tan ridiculo como salto en largo de fondo. El galpón era el punto de no retorno, de este lado la dulce inocencia y del otro lo perverso. Es gracioso: lo perverso en ese momento era la muerte y el sexo no deseado. Si alguna vez hubo algun incidente con aquellas que pasaban más allá del galpón, nunca nadie dijo nada. Si alguna de mis compañeras alguna vez sufrio algo más que la exposicion a un comentario degradante nunca dijo nada, y hasta entendería porqué no hablo de eso. La excepción que me indica mi memoria es sólo una; una vez en la que a una de las nenas un tipo le metio una mano en el culo enfrente a todas las demás mientras corríamos. Todavía me acuerdo de la cara de pánico de esa chica, que se quedo petrificada mientras escuchaba que era muy linda. Nadie grito, nadie dijo nada salvo un: corraaaaaan. Y todas corrimos lo más rápido que podíamos. No recuerdo que nunca hayamos hablado de ese incidente con mis compañeras de colegio, a las que segui viendo todos los días hasta terminar el colegio. Era como si eso no hubiese pasado nunca.
A lo que me refiero con todo esto es a que no hay nada de sexual en escuchar que te quieren romper el orto a los 11 años, eso sólo te puede dar miedo en ese momento. No sabés exactamente porqué, pero sabés que hay algo en lo que te están diciendo que no es bueno. No sabes de intenciones, te sabés de memoria la historia de como venimos al mundo pero no conoces la intencion que late detrás de todo eso. Es un mundo que no conoces a los 10 años, que todavía no sabes que existe, no por no imaginarlo sino por la falta de experiencia. Todo eso se agrava cuando tu enseñanza relativa a la sexualidad es casi nula. La clase media-alta no suele hablar de eso con sus hijos. Los hombres, a los que no se les dice así sino varones, aprenden de eso por las malas y crecen viendo a la mujer como un objeto. La sexualidad crece junto a ellos como algo que se hace solo a puerta cerradas sin que nadie vea ni se entere, como algo a reprimir que, en el fondo, nunca deja de parecer algo que está mal. Las mujeres, que siempre fueron y serán llamadas nenas y sólo en algunos casos mujeres, creceran creyendo fielmente en eso de que no es sexo, sino hacer el amor, que es algo que no se le da a cualquiera sino a un chico muy especial, que tal vez es cierto que hay que esperar a casarse. No sabrán de la existencia de un orgasmo hasta bien pasados los 20. Pero tambien existen aquellas que saben que es un orgasmo antes de los 15 y que saben demasiado bien que siempre es sexo y casi nunca es hacer el amor, que no hay nadie más especial que otro y que el sexo bien puede ser usado como arma sin que eso le agregue más sindrome de culpa al asunto. Un arma que casi nunca falla. Ningun extremo de nena, ninguna version, alcanza la realidad. Pero, y sin que parezca una justificacion, es dificil cuando el primer contacto con la sexualidad es un tipo de mas de 60 que se te acerca y te dice al oido que te va a cojer hasta hacerte sangrar.

El galpón era el punto de no retorno. Era eso o ir del otro lado y quedar eternamente convencida de que mi sexualidad era algo malo. Era algo sucio. A mi me toco quedarme del lado de la inocencia, del lado de las que no provocaban pajas ajenas ni tenian que escuchar cosas que, de ultima ratio, se traducían en violencia. Con el tiempo aprendi a apreciar la historia de las bolsas, hasta que finalmente desaparecio entre tantos otros recuerdos. Fue hace poco cuando lo vi a Nicolas en el tren que recordé que el galpón era la entrada de mi nogozone, y de lo sinestro de correr sin pollera por ahí como si no tuvieramos cuerpos crecientes ni fueramos mujeres. Tal vez sería bueno que algo más grave hubiera pasado,o que alguna de nosotras hubiese dicho algo esa vez que corriamos, así ahora habría menos nenas obligadas a correr en bombachon por ahí y, en ultima instancia, menos nenas a las que les toquen el culo.
FINAL UNDER CONSTRUCTION.

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