Vomito ergo sum.

Esto es una vomitada de gato. Lo que no fluye se traga, se autofagocita, se desdobla en química emocional que sabe explotar cual agujeta quirurjica en manos equivocadas.
Te rebota y me explota como siempre.¿Alguna vez te dije que lo único que quería era que me abraces?
Diferentes protocolos de comunicación en conjunción perpetua de cosas que flotan y que no se dicen. Cosas que miran, pero no se tocan. Cosas que mienten, pero se provocan. Cosas que corroen el alma sin desterrar a la mosca de la carroña.
Fácil es pensar o ver después de matar, pero no sirve y es el atrofie...un año entero enterrándolo todo, pensando que
tal vez si no revolvía, todo iba a desaparecer. Es el cuerpo el que grita ahora, yo ya no más... pero le hago
caso, algo que seguido no pasa.. y aquí estoy. Es el atrofie. El atrofie y el miedo a que el monstruo renazca y me coma de nuevo. Pero el monstruo siempre estuvo, y está en la superficie ahogandose. Te veo y ya no te creo. Puedo tocarte. Solo un empujón más, y tal vez te caes de mí para siempre.