12.3.05

Me siento a escribir. Está bien. Tengo que hacerlo. Si estuve pensando en escribir, y estuve escribiendo en mi cabeza, entonces tengo que hacerlo. Acting out.

Es sábado, me acabo de levantar. Soñé con un amigo que está en Barcelona, que me encontraba en alguna callecita de Londres, plena nueva guerra civil, y me decía que no me enoje, pero que mis padres habían estado pagando el hosting de su página desde que se fue de Argentina. Me enojaba mucho con él, él se escondía, yo salía a buscarlo. Acto seguido lo perdía en la nieve, y me encontraba con una nena de un año o dos perdida que quería que la cargara. Venía la madre y me la sacaba de los brazos enojada. Conmigo o con la nena, o con las dos. Entraba a una casita que estaba sobre la callecita nevada, ahí estaba mi amigo. Me encontraba con una señora que era espía de los contrarrevolucionarios ingleses. En el sueño era como una versión femenina de ese personaje de “poliladron” que tanto recuerdo: el tarta. Decía que "el doctor" que vivía ahí, ahora no estaba, y tenía "medicinas especiales" escondidas en algún lado, y que si las queríamos encontrar teníamos que hacerlo antes de que llegara la malvada ama de llaves (que aunque nunca la ví, sé que tenía un parche en el ojo y era verdaderamente malvada). Empezábamos a buscar en el consultorio, pero ahí no había nada. Las "medicinas especiales" eran solamente morfina: en el sueño buscaba ampollas de morfina y nada más. Íbamos a la parte de atrás del consultorio (que bien podría haber sido la sala de tortura por lo limpio y azulado de su existencia y la sensación de estar permanentemente manchado de sangre), empezábamos a buscar en los cajones personales. Ella buscaba rápido, desesperada, le dije que era una yomki y que de espía contrarrevolucionaria no tenía nada. No hubo respuesta. De pronto dijo "acá esta, encontré" y yo solo ví una caja de lápices caran d`ache como las que tenia cuando era pequeña. Ella agarraba el tesoro con desesperación, estábamos por salir del cuarto cuando se escuchaba la voz de la malvada ama de llaves. La tarta se quedaba seca en el umbral de la puerta, yo trataba de esconderme en la habitación. No se le veía la cara a la malvada ama de llaves. Miré la caja de lápices y pensé en acuarelas. Me desperté.

Me siento a escribir otra cosa que no sea ese sueño. Ayer me retaron por no estar pintando. O mejor dicho, porque estoy encontrando nuevas excusas para no hacerlo.
Algo de música maestro, por favor.

Me cruzo con drukqs de Aphex Twin, y me voy un segundo a octubre de 2002 y flash...pienso en la magia de Aphex. Extraño esa ilusión...Aphex. Cambiemos de canal. ¿Cómo puede ser que cada vez que escuche a Aphex mis perros se cuelguen de la ventana y ladren sincronizadamente?

Ya sé, estoy enojada. Con el pelotudo que dijo que el otro día que leer como citaban a babasonicos le daba ganas de irse a la mierda. Dejate de joder, es sólo una cita. No hace a nada. Blef, este mundo esta lleno de personas con la vida regalada. Papá, papá...ya sé que regalarle a los abuelos para navidad: una vida más. Si hay algo que quieras decir, decilo en voz alta. Siempre. Es que me trae tantos problemas! Me llena de situaciones incomodas en las que termino pensando *yo y mi gran bocota*.

Últimamente tengo de todo para decir pero termino sin decir nada. Termino chocando a toda velocidad con un silencio atroz que desarma cualquier sentido de comunicación entre mi cabeza y el mundo. Es un back to back de agustina a mí. Otra vez la misma historia. Ella esta viva, anit esta viva. El fantasma nunca muere. Me acuerdo de una noche hace ya algún tiempo, cuando todavía le rendía ese culto estupido a la música electrónica y me arrastraron hasta Clubland, y me encontré con una chica que al reconocer a anit le dijo que la idolatraba y que quería ser como ella. Que: me encanta como escribís, y quiero escribir como vos.
Y eso fue suficiente. Anit tenía que morir. Pero la hija de puta tiene mil vidas, siempre se regenera. La mate de un millón de maneras distintas y siempre resurge de las cenizas. Siempre tiene alguna mierda para decir, algo para apuntar con el dedito. Siempre esta dando vueltas por el sector derecho de mi cerebro. Tendré que convivir. A la Nash: es mi pasado, es mi demonio, y uno puede elegir dejarlos de lado. Pura mierda, puras excusas. Tengo las manos todas manchadas de acrílico y no termine de pintar lo que empecé. El pincel se me cae de las manos.
¿Por qué uno siempre genera su propia muerte? ¿Por qué siempre nos creemos nuestras propias excusas? ¿Por qué? Decime qué hacer porque no sé para donde salir corriendo.
¿Qué es esto? ¿Que es todo lo que pasó? ¿Y todo lo que no pasó? Podría seguir preguntando para siempre. La pregunta eterna y el café con leche de todos los mediodía.


Leo a una chica que habla sobre las camisas y los botones. Sonrío y digo: si, I can relate to that. Es raro, coincidencias con el sexo femenino no son cosa común. Recuerdo: Si Guido no me avisaba ese día en el trabajo yo seguía para adelante con todo desabrochado. Otra vez, nena. No usas más camisas, ya esta decidido, dice mi superyo. Aunque te gusten, no vas a recibirte de exhibicionista en esta vida. Y vos nenito ¿qué carajo hacías mirándome las tetas? No me animé a preguntar. Pero todos hacen eso. Miremos a la menor de edad que enciende todos nuestros deseos de abogados casados y frustrados. Esta ahí para mirar, si.

Mi cama ha quedado demasiado grande. Mi cuerpo es demasiado chico. Mis expectativas están castradas. Las he castrado yo, la madre universal que vuelve a la vida después de tanto silencio. Soy la madre universal. Soy azul. Estoy en el medio de todo y no me voy a ir jamás.

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