26.2.05

Me apasiona la histeria de la historia. Me apasiona la raíz del mundo que no fue, secándose al sol, gimiendo por lluvia, pisoteada por un montón de milicos hijos de puta, megalómanos y borrachos, que predicaban la perfectibilidad moral mientras ahogaban gente en el Río de la Plata (btw, esa escena en Garage Olimpo, con el avión y la canción de la bandera, me persigue en mis sueños y me imposibilito entonar la canción en mis últimos años de secundario) o mandaban a pendejos de 18 años al muere con una de las potencias militares históricas en una isla de mierda. Sí, me encanta leer y releer todo lo que podríamos haber sido de no ser por nosotros mismos. Por que es esa la verdad de la histeria. Es eso lo que me enseña la historia de mi país. Somos un imposible, una historia de desencuentros y engaños, e intereses cruzados y clases altas que siempre creyeron que eran mejores que todos los demás. Es una historia de demagogos, y quiebres abruptos a elecciones propias. Una historia llena de uniformes y procesos de reorganización y una Buenos Aires de mierda que, al igual que las clases altas, siempre se creyó mejor que el resto del país.

Somos la retórica inefable de Perón. Somos el amor de Frondizi por El Príncipe, somos un Illia al que derrocan todos los días una vez más. Somos un Aramburu que se ata los cordones con los ojos vendados y se acomoda el uniforme antes de que los Montoneros lo llenen de agujeros contra un paredón. Somos los Montos pasándose a la clandestinidad mas inexplicable en el 76. Somos un López Rega, el brujo, vendiéndole la vida eterna al General. Somos Evita dando vueltas por los cementerios del mundo. embalsamada y perpetua. Somos las manos cortadas de Perón. Somos la Patagonia Trágica. Somos los anarquistas del siglo pasado. Somos los bigotes de Palacios. Somos 5 presidentes en dos meses, y 80 Ministros de Economía en toda la historia. Somos esa Corte de mayoría automática. Somos la Campaña del Desierto de Roca. Somos el suicidio de Alem, los vencedores ni vencidos de Leonardi, la homosexualidad reprimida de Videla, el escape en helicóptero de De la Rua e Isabel. Somos 7 golpes de estado en menos de tres siglos de historia. Somos "alpargatas sí, libros no". Somos la caída de Alfonsín, somos 30.000 desaparecidos, somos las Madres y las Abuelas, somos hijos de Menem y sobrinos de Duhalde. Somos Soledad y somos Yabran. Somos Susana Gimenez, el Gordo Porcel, Olmedo y Brigada Cola. La expresión máxima de la decadencia en demasiados mas aspectos de los que nos gusta recordar. No, no tenemos memoria. A nadie le gusta recordar esa raíz reseca y muerta que condiciona el presente.


¿que más me queda por decir?

No creo que sea casual que ignorante y argentino tengan las mismas letras. Creo que es otro regalo de esta histeria.
Otra cosa más de esas que mejor es hacer de cuenta no ser.


Qué país generoso.

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