3.2.05

Imagina mi sorpresa cuando la lágrima maldita atraviesa mi piel. Imagina mi sorpresa cuando cierta furia se apodera de mis puños y quiero reventarte el corazón.
Imaginatelo.
Últimamente no siento nada que no sea enojo. Un profundo y nauseabundo enojo. Sólo pude tener algo de paz cuando apoye mi cabeza en el sillón de un extraño y me di cuenta de que podía estar en silencio y que ahí se me permitía descansar aunque sea unos minutos. Fue segundo en el que todo tuvo un poco de sentido y me senti bien. Estaba frene a una personita con la que no me hace falta hablar para comunicarme.


Después los fantasmas volvieron:
--Yo no soy la persona que recuerdo.
--Yo soy un recuerdo.


Y así sucesivamente. Así hasta el final, donde lo cotidiano deja de brillar y los horarios son jaulas. Los malos días pasan como un sueño en blanco y negro y la companía del otro es agua entre los dedos.

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