15.2.05

Han pasado tantos meses desde que salí. A veces cuando estoy en el tren, o en el colectivo, o en un baño cualquiera, me desprendo un segundo de mi misma y me voy por el caño de los recuerdos. Me golpeo la sien -taptap- y como dorita con sus zapatos rojos me encuentro en ese lugar sin puertas ni ventanas, lleno de loquitos por todos lados. Loquitos. Qué manera especial de referirse a ellos. Muy especial. Pero de itos no tenían nada. Eran azos, definitivamente. Eran tremendos azos.
A veces no sé si fue ayer o era hoy a la tarde cuando Pablito preguntaba parado en mi ventana: ¿Quien era el actor que hacia de Sandro? ¿Y habrá sido cierto eso de esa tal Alicia -en realidad llamada Adriana- que tenía esa cosa del objeto de afecto perdido y veía en los regalos materiales la representación del amor que nadie sentía por ella y ella jamás podría sentir? ¿Sucedió realmente o es así como se comportan todos los seres humanos?
A Pablito lo había intentado matar el padre cuando tenía 5 años. El padre, buen señor de los servicios, lo había querido matar a patadas. A Alicia se le habían soltado los cables –varios de ellos a la vez- y había arrancado un inodoro con sus cuerpito de cinccuena quilos y su metro y medio. La habían suspendido del trabajo -era asistente social- porque su bipolaridad-ciclo-rápido se estaba volviendo inmanejable. Paso de visitar a asistidos en clínicas a estar internada en una, por quinta vez.

A las 8 el desayuno.
A las 12 el almuerzo
A las 4 la merienda
A las 8 la cena.

En el medio, enfermeras paseándose con bandejitas llenas de cajitas de plástico con pastillas de colores. M&M`s les decíamos, pero de caramelos de chocolate no tenían nada.
--Somos drogadictos con receta---decía C en esos interminables mates que ocupaban el tiempo libre entre los distintos acontecimientos gastronomicos. Todos tenían problemas para ir al baño, y todos sabían que todos tenían ese problema.

¿Era ayer o fue hoy? I don’t know. Pero todavía me duele cuando me miro al espejo.

No comments: