4.2.08

La fantasía abandonada por la razón, produce monstruos imposibles.
Francico Goya y Lucientes, capricho 43


Tonta, tonta ella. Parada frente a los estantes, eligiendo que llevarle a la madre para que sonriera cuando llegara a Buenos AIres. Tonta, tonta e inocente ella. Miro el pimenton dulce, especia dificil de conseguir, y la compro para otra persona. Ahora la tanto, crea su propia realidad, tomando del pico de la botella de vino que le regalaron los señores de las bodegas del sur, que tambien estaba destinada a otra persona.
Tonta, tontisima ella. Sigue tomando de la botella mientras piensa: volvi esperando algo, aunque sabia, parada mientras miraba a los lobitos cojer, que solo era el pasatiempo de un monstruo.

-- i' m a very neat monster -- he said, and then he smiled.

Tonta, tontisima ella. Sonrió al volver y ver su habitacion casi como la habia dejado. Nadie habia estado mirando los cajones. Aunque ya no esconde nada, siempre tiene miedo. Estas palabras, mientras se escriben a si mismas, van creando realidad.

--¿Y que esperas de otro idiota que se enferma y no va al médico? --dice la madre mientras la mira de reojo --Le dira al otro "el boludo" pero él es exactamente igual
--Mamá, valgo algo? --dice, poniendo en duda su propia estima, como todos los dias desde que tiene memoria.

Y la respuesta es la misma de siempre, para la tonta que piensa tener en claro las reglas de los juegos en los que se mete.
Enfriarme sola? No, gracias. Mientras la promiscuidad es tu motto, el mío es el de a estabilidad emocional. No soy negligente con los que quiero, piensa, sólo soy negligente conmigo misma.

Ahora, la botella casi terminada, mareada y asqueada por la falta de respeto a la que ella sola se sometió, por la falta de amor que siente por sí misma, escuchando algo de jazz de los 50 de fondo, mirando los caprichos de Goya y Lucientes pasar como diapositivas en su vida. Mira y no entiende. Eso es leer. Dos viejos cojiendo mientras se los comen los monstruos. Le duele la panza. Hace un mes pensó que podia sonreir para siempre. Ahora no esta tan segura de querer a volver a sonrier.

Tonta, tontisima ella. Mientras tira por el inodoro su buena voluntad, lo que queda de vino y el pimenton dulce, se dice:

nunca más vas a jugar a hacer de cuenta que podes no sentir nada.
Nunca más te van a pisar por arriba porque vos les permitis hacerlo.
Tonta, tontisima ella.

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