3.2.08

Espejo I

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que la inocencia significaba algo. Conocías a alguien, no pensabas en los limites ni en las limitaciones, en la fidelidad ni en la posibilidad de ser reemplazada en el imaginario de un misogino por otra mujer. Ese tiempo, asociado de forma irremediable a la temprana adolescencia, se termino el dia en el que quisiste saber lo que era ser tomada en cuenta como mujer.

Y ahi empezaron los juegos. Se prendió la antorcha de la sexualidad, y la idea, infima pero latente, de poder estar con alguien sin excusas se convirtió en lo único que ponia en movimiento tu cuerpo.


Espejismo I

El desinterés. La incapacidad emocional de los hombres -emotional negligence- es abrumadora. Cambian de mujer como de par de medias. Y una se para en el medio de la habitación, desconcertada y lastimada, pensando: firme para esto? Firme para ser un nombre mas en una enorme coleccion de estatuitas? Tenías 18 añitos. Y el mundo era tan lindo que querias comertelo entero. Pero luego de el desinterés, ya no habia ganas de comerte nada. Primera desilusión: cuando la diferencia de edad llega casi a los 10 años y vos sos la que tiene el numero mas bajo, no te quedes esperando que te retribuyan el afecto: estan demasiado ocupados comiendose su propio ego para el desayuno.

Espejo II
Pasadas las experiencias, pasada la exasperacion que evoca el dolor de no haber poder sido querida, amada -sólo deseada en tu carne- terminas convencidade que las fallas, de que las faltas, son tuyas. La pregunta que se arma ante tus ojos es nueva: habrá alguien capaz de quererme a pesar de todo lo que no tengo? Efimero y latente, después de curar las heridas y secar las putas lagrimas pegadas en tu cara, nuevamente se rearma el mundo. Tal vez puedas pintar las fallas de tu existencia con algun color. Tal vez puedas camuflarlas para que no se vean. Presentarte como una princesa viviendo en un castillo de cristal, que necesita ser salvada del dragón malvado. Sexo, caricias, bienestar. En busca de un buen principe. Acechando todas las esquinas con el traje de princesa en peligro metido en la mochila. Solo queres que te rescaten.

Espejismo II
El histerico. Resulto entonces que jamas pudiste superar a el desinterés. Y el histerico, como buen intento de hombre, te va a decir que el que no puede querer es él, despues de cojer con vos y decirte que sos una mujer hermosa. Las lagrimas. El dolor en el pecho, la sensacion de que el mundo se acaba ahí y ahora, sentada en esa vereda. Just like a woman suena de fondo en tu musical. El no puede, no es tu culpa. Vos te miras las manos, desconcertada, y ves como lo que con tanto cuidado pintaste para que no se viera se empezo a descascararse. Ahi sentada, llorando, juntas tus cosas, juntas tus pedacitos de pintura y te vas sabiendo sólo una cosa: vas a destruirte hasta que no quede nada de lo que sos. Vas a destruirte a vos misma, tarde o temprano. Y cuando no lo logres, cuando no lo logres....lo vas a llamar por telefono y aun confiada de que es tu culpa que el no te haya podido querer le vas a preguntar: ¿qué tengo de malo que nunca me pudiste querer? y del otro lado, sólo se va a escuchar el tono de ocupado. Tenías 19 años. Y ahí empezo la destruccion masiva de todos tus sentidos a la velocidad de la luz.

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