23.4.05

He sido la chica de todos. De absolutamente todos. He sido de todos, e incluso, fui de todas las formas y colores también. Tal vez es hora de que sea mi propia mujer. Mía y de nadie más.

* * * * ***
Es el fin de semana, pienso. Por eso todo se mueve en dirección contraria.

***

"...Trató de pensar en ella desde otro punto de vista, pero aquel espejo sólo devolvía reflejos entrecortados y ninguna imagen verdadera.
--¿Qué le paso al deseo? ¿Qué fue de la sutileza? ¿Qué fue de todas esas pequeñas cosas que se alzaban en al aire como elementos necesarios del paraiso que siempre quisiste tener? --le pregunto él, sabiendo que su eterna disatisfacción era lo mas parecido a la muerte en vida que podía haber.
Tu paraiso fue robado por el cuerpo de otra mujer, pensó ella cuando recordó a su madre. Un cuerpo más lindo que el tuyo, distinto, que no podías tocar ni ser, Luego, arrepentido, él hizo de cuenta que ese pensamiento nunca habia cruzado su mente.
Él tambien pensó que iba a ser algo para toda la vida, y tambien se escapo de todos los fantasmas buscando esa calma maldita que nunca apareció. Y ella, aún hoy cuando piensa en eso, se ríe a carcajadas por haber sido tan ingenua. Era cierto que ambos buscaban lo mismo: esa verdad que se encuentra en el tequila número cien.
Todas esas cosas que dijiste en ese viaje desde mi cama al centro de la tierra, ese día maldto antes de que todo se quebrara. Porque ahí, sí, estaba ella, parada al lado tuyo, diciendole que nunca lo iba a dejar solo. El lloraba porque no tenía a nadie.
Estaba llorando y ella lo abrazo. Ahí le dijo que sí tenía donde caerse muerto, y que ella no se iba a ir. Pero a él, ahora, a la distancia, le da exactamente lo mismo que le haya ofrecido su corazón con forma de mundo.
Un poco de ficción para su vida: él siempre supo bajarse los pantalones en el momento menos indicado. Ella, mucho mas racional, siempre dijo que sabía que nunca ni la única mujer, y le pidió que se los volviera a subir.
Ambos se decían que era mejor hacer de cuenta que con las puertas cerradas jamás habia pasado nada, sin importar que algún día la piel se les desprendiera por mentirosos.
Nunca nada se había parecido tanto a un cuento de hadas como ellos dos.
Ella lo veía peinarse en el baño, y pensaba: este chico necesita todo el tiempo del mundo para entenderse a si mismo, pero pretende lograrlo un domingo a la mañana.
Él la vió de frente al placard peleando con la ropa entre los estantes y pensó que nunca había pensado terminar al lado de alguien tan complicadamente hermosa o tan hermosamente complicada. Sin embargo, sabía que eso se trataba de cualquier cosa menos de amor.

Cuando bajaban de las nubes, se encontraban en la habitación y apagaban la luz. Buenas noches mi amor, decían. Nunca nada se pareció más a un cuento de hadas que la historia de ellos dos..."

*****
De la ficción a la no ficción en un parpadeo. Pero ¿qué es qué en este mundo? De verdad, en momentos así las circunstancias me superan. Puede pasar mucho tiempo hasta que te vuelva a encontrar, querido deseo. Puede pasar toda mi vida hasta que vuelva a sentir lo mismo. Ahora no quiero a nadie, no quiero nada, me da igual uno o el otro, me da igual prostituirme o no hacerlo.

No, no es cierto. No me da igual. Me hago de polvo con solo sentirme así de sensible.

Es porque el sábado se está despidiendo que las agujas del reloj van para el otro lado. Es porque estoy acá tratando de hacer que el día valga haber sido dormido más de doce horas.
Mi papa me grita. No puede entender que me haga tanto mal todo el tiempo. Y se enoja porque, según dice, ya no sabe que hacer. Un padre es importante para una hija. Y sé que no va a estar acá para siempre, pero no puedo evitar darlo por sentado, pensar que es algo perpetuo.

Un gran silencio.

Y luego la voz dice (en off, pantalla en negro, cinco minutos de blackout emocional)
Encontrar una mujer que sangre más de una vez al mes, aunque yo no sea así y no me pueda regalar al primero que pase. No puedo encontrarme a mi misma en una borrachera de viernes a la noche, ni en una sobriedad perpetua. Ahí es cuando escucho mi voz y no me reconozco.

Otro gran silencio.

Luego se ríe, mira para otro lado: "qué lindos ojos que tenés" y ella le dice con maldad: "Puedo entender el parecido entre ella y yo" y se vuelve a reir. Él trata de justificar, y ella le recuerda:"No me importa, no vine a eso. No me importa si sos vos o es otro, realmente no siento nada, y tampoco podría sentirlo en este momento aunque vos si lo sintieras”

Es imposible negarlo: estoy acá. Soy ésta y no hay nadie bajo mi piel. No entra otra persona en este disfraz. Y me miro y me entiendo mejor que nadie. Ahora ya no le escapo al espejo. Ni siquiera es ficción, es tan sólo un cuento de hadas.

Una persona tiene que tener un corazón muy grande para tanta angustia, tanto dolor y tanta furia incon- te -ni-ble. Mi corazón es grande.
Estoy en busca de mi anrgy fix, estoy en busca del sabor perdido de las cosas que nadan debajo de la lengua. También busco la mierda de aquel que se fue lo más lejos que pudo. Busco mi cuento de hadas con final feliz, y poder dejar de decir -de una vez por todas- que no siento nada.

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