Homecoming queen

Estoy acá otra vez. Un poco cansada de todo. La geometría de mis pasiones se volvió veneno, y la modernidad se hizo un tanto liquida, pegajosa, húmeda. Lo bueno es que estoy pudiendo levantar el pincel, y la violenta soledad contemporánea no me produce acidez mental. Es solamente soledad, es simplemente contemporánea, pero no hay más vuelta que darle al asunto.

Estoy en busca de una idea original. De esa idea de señora que un día le dice al marido que se va a dormir porque esta cansada y no se despierta más. O de esa Sra. Calloway que abandona a su hijo -que más adelante se convierte en un suicida sidoso. O en un amor como el de Larry Flint y Althea Leasure. Voy en busca de eso, y más.

Roma, romita, el descubrimiento de la soledad como mejor modo de vida posible. Deja de buscar ese algo significativo y dejate ir un poco más en la banalidad. Que si después la pasas mal te vas a sentir como la mierda.

La violenta soledad contemporánea de este lunes feriado que ya pasó a ser martes. De un estomago inquieto, de unos ‘restless fingers’ de antaño, de ese chico en tu cama que no te quiere y no te puede querer.

Así es esto. Botitas de goma sobre una sillita de plástico, en gris negro y blanco, y basta. Ha sido suficiente.